Una ruta hacia la productividad: mejorar el flujo de trabajo de los bancos de sangre

El diseño del espacio de trabajo físico en un banco de sangre suele pasarse por alto, pero desempeña un papel fundamental en la eficiencia general. Las estaciones de trabajo o los equipos mal organizados pueden provocar congestión, aumentar el estrés del personal y dar lugar a tiempos de respuesta más largos. Sin embargo, al evaluar y reorganizar el diseño, los bancos de sangre pueden optimizar el flujo de trabajo y mejorar la eficiencia general.
Ventajas de un espacio de trabajo optimizado
Una evaluación de la distribución física centrada en el flujo de trabajo puede aumentar considerablemente el rendimiento de un banco de sangre. Algunos de los beneficios principales son:
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Mejora del tráfico: reducir movimientos innecesarios ayuda al personal a acceder antes a los equipos y materiales. La simplificación de los patrones de tráfico minimiza los tiempos de espera y fomenta una mayor colaboración entre el personal.
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Mayor comodidad y productividad del personal: un espacio de trabajo ergonómico y bien organizado reduce la fatiga del personal y mejora la concentración. Cuando los empleados se sienten más cómodos, pueden realizar sus tareas de manera más eficiente, con menos distracciones o errores.
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Tiempos de respuesta más rápidos: al posicionar estratégicamente los equipos y estaciones de trabajo, los bancos de sangre pueden acelerar los procesos críticos, lo que da lugar a una disponibilidad más rápida de los hemoderivados.
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Escalabilidad mejorada: un diseño esmerado permite al laboratorio integrar más fácilmente las nuevas tecnologías y dar cabida a mayores volúmenes de trabajo en caso de necesidad.
Pasos para evaluar su espacio de trabajo
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La optimización de su espacio de trabajo requiere una evaluación sistemática del flujo de trabajo. Estos son dos pasos clave a seguir:
Mida el tiempo de recepción y procesamiento de las muestras: comience midiendo el número de muestras recibidas en determinados intervalos de tiempo, como 15 minutos, durante diferentes momentos del día: por la mañana, por la tarde y por la noche. Luego haga un seguimiento de cuánto tiempo permanece la muestra en cada paso del proceso a lo largo del día. Esto ayudará a detectar los cuellos de botella y los periodos de máxima demanda.
Cree un diagrama de espagueti: obtenga un plano de la planta de su banco de sangre, que a menudo se encuentra en los planos de las salidas de emergencia. Marque la ubicación de los instrumentos y estaciones de trabajo en el plano. A continuación, dibuje los recorridos de los empleados y de los materiales durante sus movimientos por el laboratorio, trazando líneas continuas para rastrear sus movimientos. Utilice colores diferentes para cada empleado o proceso.
Cuando haya identificado las áreas donde las muestras se quedan apiladas o en espera, piense en reorganizar las estaciones de trabajo y los equipos para lograr un flujo de trabajo más eficiente. Después cree un nuevo diagrama que ilustre el diseño ideal, que reduzca los desplazamientos innecesarios y reduzca el tiempo que tarda la muestra en desplazarse a lo largo de todo el proceso.
Conclusión
La incorporación de un diseño físico bien organizado a los bancos de sangre puede mejorar en gran medida la eficiencia del flujo de trabajo. Al identificar los cuellos de botella, minimizar los movimientos innecesarios y mejorar la ergonomía, los bancos de sangre pueden aumentar considerablemente la productividad, reducir los tiempos de respuesta y crear un entorno de trabajo más escalable y cómodo para el personal.
Bibliografía